jlortiz@itesm.mx
Una de las actitudes limitantes más
poderosas que existen es el miedo. En muchas ocasiones, este miedo carece de
bases y no es más que una mentira con apariencia de realidad. No obstante esta
emoción es tal que nos puede paralizar. Hablar en público es un buen ejemplo de
lo anterior y se encuentra a la cabeza de la lista de los miedos del ser
humano, incluso por encima del que se tiene a la misma muerte; a tal grado que
cuando se le pide a alguna persona de diga algunas palabras ante un auditorio
llega a expresar: -"me quiero morir"
Su adiestramiento y perfeccionamiento como
orador puede servirle en los negocios -y en la vida-, más que el conjunto de
todas las demás cosas que usted haya estudiado. ¿Por qué? Porque elimina la
timidez y la falta de confianza en uno mismo y procura valor y aplomo para
tratar con la gente.
Sabemos que el mando generalmente corresponde
a la gente que puede ponerse de pie y decir lo que piensa.
Pensar y expresar sus ideas con claridad,
efectividad y soltura, tanto en conversaciones familiares, de amigos, de
negocios, así como ante grupos más numerosos, es tal vez la habilidad más
preciada del ser humano.
Es bien conocido que el personal mejor pagado,
aún en áreas tan técnicas como la ingeniería, no es el que más conoce de
ingeniería, sino aquel que además de disponer de ciertos conocimientos
técnicos; tiene la competencia para expresar sus ideas, despertar entusiasmo,
ser persuasivo y tener influencia en los demás; características esenciales de
un buen líder.
¿No sería importante entonces que en
nuestras universidades se dediquen cursos y esfuerzos para desarrollar y
asegurar la competencia más apreciada entre todas, independientemente de las profesiones
a las que se vayan a dedicar las personas?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario